lunes, 27 de noviembre de 2017

Un niño con «piel de mariposa» salva su vida con un injerto y terapia génica

Fuente: http://www.abc.es/salud/enfermedades/abci-nino-piel-mariposa-salva-vida-injerto-corregido-terapia-genica-201711081917_noticia.html






Hace dos años los médicos del Hospital infantil de Bochum, en Alemania, se encontraron con un dilema médico: ofrecer una terapia experimental que apenas había salido del laboratorio o ver morir a un niño de 7 años sin el 60 por ciento de su piel. El pequeño tenía epidermolisis bullosa, una enfermedad genética cruel que transforma la dermis en un tejido tan frágil que basta el roce de un jersey para generar ampollas y lesiones como las de una quemadura de tercer grado. Por eso también se conoce esta patología como la enfermedad de la «piel de cristal o «piel de mariposa».

El niño se moría. Su aspecto era como el de un gran quemado: su espalda, las piernas, los brazos... parecían completamente abrasados y había contraído una grave infección. La única opción posible era probar una terapia génica experimental que consistía en hacer un injerto de piel sana, fabricado en el laboratorio. El equipo del dermatólogo italiano Michele De Luca le fabricó una nueva dermis a partir de sus propias células de la piel. Bastó con tomar una pequeña biopsia de cuatro centímetros de una de las pocas zonas del cuerpo del niño que aún permanecían intactas.

En el laboratorio aislaron las células con más capacidad de regeneración (queratinocitos), los cultivaron y modificaron genéticamente para corregir la alteración genética que causa la enfermedad. Lo hicieron con un retrovirus como vector, una especie de «taxi» biológico para introducir el gen corregido en el ADN de las células de la piel. Después se expandió esa nueva piel sana en el laboratorio y 23 días más tarde esos cuatro centímetros se convirtieron en casi un metro de piel lista para injertar. El nuevo injerto se colocó en la pierna del paciente. No hubo rechazo y ocho meses después había logrado regenerar por completo el 80 por ciento de su dermis.


Hoy a los dos años de este tratamiento a la desesperada, el niño no solo sigue vivo sino que toda su dermis se ha regenerado, según documenta el equipo de Michele de Luca en la prestigiosa revista «Nature». Los resultados son espectaculares, aunque aún no se puede hablar de curación porque la patología afecta a todas las células del organismo. «La enfermedad en sí misma no está curada, pero se ha regenerado toda la zona dañada. El pequeño en este tiempo no ha vuelto a tener ampollas y lesiones y sigue sin tratamiento dos años después», explica el doctor De Luca. Es la primera vez que un tratamiento contra la «piel de mariposa» logra una recuperación tan espectacular.


«Es un hito, Michele de Luca ha hecho posible lo imposible», no duda Raúl de Lucas, dermatólogo infantil del Hospital La Paz de Madrid, uno de los centros de referencia en España para el tratamiento de la «piel de mariposa». De Lucas conoce bien la tragedia de esta enfermedad: «Tengo a mi cargo 116 pacientes, todos son casos dramáticos. No son solo niños enfermos, son 116 dramas y 116 familias afectadas».






En esta unidad se sigue de cerca cualquier avance y más los del italiano que firma ahora este trabajo en la revista «Nature» porque es uno de los grandes expertos en esta enfermedad y el que más experiencia tiene. Casi todos los pasos se habían dado en el laboratorio y con experimentación animal. Antes de tratar a este niño a vida o muerte, solo había probado su técnica en dos pacientes que tenían pequeñas úlceras.

«Los buenos resultados de la investigación nos vuelven a ilusionar para seguir investigando», asegura Raúl de Lucas. El Hospital La Paz ya lo hace en colaboración con investigadores del Ciemat y la Universidad Carlos III de Madrid. El próximo año quieren poner en marcha un ensayo clínico con una terapia alternativa al injerto de piel. Consistirá en la administración intravenosa de células madre mesenquimales, obtenidas de la médula ósea de un donante emparentado.


El Ciemat lleva años investigando en cultivos de piel. De sus laboratorios han salido injertos para tratar a grandes quemados. También han ensayado con terapia génica, con una estrategia similar a la que ahora publica la revista «Nature». El futuro será otro, advierte José Luis Jorcano, investigador del Ciemat y del Carlos III. «Las técnicas de edición genética lo están cambiando todo, el famoso "corta-pega". En el Ciemat ya se ha corregido en el laboratorio la enfermedad con esta tecnología que repara el ADN. Será más segura que la utilización de retrovirus para transportar el gen corrector».


Reconstruyen piel autóloga funcional para tratar la epidermólisis bullosa

Fuente: http://dermatologia.diariomedico.com/2017/11/08/area-cientifica/especialidades/dermatologia/reconstruyen-piel-autologa-funcional-para-epidermolisis-ampollosa


Los cultivos primarios de queratinocitos, modificados genéticamente, han conseguido reconstruir la epidermis en un niño afectado de epidermólisis bullosa, más conocida como piel de mariposa. La novedad es que esta piel es completamente funcional, publica Nature. 




Michele De Luca, de la Universidad de Módena y Reggio Emilia, en Módena, Italia.




Un equipo multildisciplinar de investigación ha reconstruido una epidermis completamente funcional, que cubre aproximadamente el 80 por ciento de la superficie total del cuerpo, para un paciente de siete años de edad afectado de epidermólisis bullosa (JEB), enfermedad genética más conocida como piel de mariposa, según publican los autores en el último Nature.


La JEB es una enfermedad genética grave, a menudo letal, que hace que la piel se vuelva frágil. Las mutaciones en los genes LAMA3, LAMB3 o LAMC2 afectan a una proteína llamada laminina-332, un componente de la membrana basal de la epidermis, que causa ampollas en la piel y heridas crónicas que deterioran la calidad de vida del paciente y pueden conducir al desarrollo de cáncer cutáneo.


El tratamiento previo de dos pacientes ha proporcionado datos que ponen de manifiesto que el trasplante de cultivos epidérmicos transgénicos (grupos de células epidérmicas genéticamente modificadas) puede generar una epidermis funcional que conduce a la corrección de las lesiones cutáneas de la JEB. Sin embargo, en estos trabajos solo se reconstruyó una pequeña área de piel.


En este nuevo ensayo, el equipo dirigido por Michele De Luca, de la Universidad de Módena y Reggio Emilia, en Módena, Italia, ha empleado células de piel de un área no ampollosa del niño afectado, consiguiendo reconstruir la epidermis. A partir de estas células, los investigadores establecieron cultivos primarios de queratinocitos, que se modificaron genéticamente utilizando un vector retroviral para contener la forma no mutada del gen LAMB3. Posteriormente, se practicaron injertos epidérmicos transgénicos secuenciales sobre un lecho de herida dérmica, adecuadamente preparada para cubrir la superficie corporal afectada del paciente.


"Después de una evolución de 21 meses, se ha observado que la epidermis regenerada se adhirió firmemente a la dermis subyacente, incluso después de estrés mecánico inducido, se curó normalmente y no formó ampollas", señala De Luca.


A través del proceso de rastreo clonal, los autores, entre los que también se encuentran Tobias Hirsch, de la Universidad de Pittsburgh, Pennsylvania, Estados Unidos, y Tobias Rothoeft, de la Universiad de Bochum, Alemania, encontraron que la epidermis humana está sustentada por un número limitado de células madre de vida larga que pueden autorrenovarse ampliamente y pueden producir progenitores que reponen los queratinocitos terminalmente diferenciados.

Piel transgénica para curar enfermedades raras

Fuente: http://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2017/11/08/5a03217fca4741417b8b46ce.html








En menos de seis semanas, el pequeño Floy, nombre ficticio de un niño alemán de siete años, perdió la piel en el 60% de su cuerpo por culpa de una rara alteración genética que no tiene tratamiento curativo, la epidermólisis bullosa. Un equipo de médicos del Hospital Infantil de la Universidad Ruhr (Bochum, Alemania) ha logrado eliminar para siempre su enfermedad gracias a la fabricación en el laboratorio de epidermis transgénica que posteriormente se le trasplantó al paciente. Los resultados los publica la revista 'Nature'.


Desde que Floy nació, sobre todo sus extremidades, costados y espalda se 'cargaban' de ampollas que originaban dolor sólo con el roce de las sábanas e incluso limitaba el movimiento de sus aticulaciones. Hay distintos grados de afectación, pero el suyo era severo. A menudo, la cicatrización de sus heridas se complicaba con infecciones y éstas fueron las que causaron una repentina y severa pérdida de piel. "Tenía la forma más compleja, la distrófica", apunta durante rueda de prensa uno de los autores del artículo que relata el caso, Michele De Luca. En junio de 2015 ingresó precisamente en la unidad de quemados del Hospital Infantil de la Universidad Ruhr porque la enfermedad progresó aceleradamente. En sólo seis semanas perdió la piel en el 60% de su cuerpo. "Ninguna alternativa funcionaba y su vida corría peligro, así que, con el consentimiento informado de sus padres, iniciamos una terapia experimental a modo de uso compasivo".


El trabajo se ha dividido en dos partes. La primera se desarrolló en el interior del laboratorio. Se tomó una biopsia de la piel sana del niño, concretamente de la zona inguinal izquierda, una de las pocas áreas que le quedaba libre de erosiones, junto al muslo izquierdo, glúteos, hombros, la parte superior del cuello superior y la axila izquierda. La muestra se cultivó y tras un tratamiento enzimático, se obtuvieron células epidérmicas del paciente (queratinocitos). De nuevo se cultivaron estos queratinocitos mezclados con fibroblastos para poco a poco ir reconstruyendo una lámina de epidermis. El objetivo: fabricar epidermis genéticamente modificada. Para ello, se introdujo previamente en las células epidérmicas un vector vírico que transportaba el gen sin la mutación responsable de la enfermedad del niño (LAMB3), lo que se conoce como terapia génica.


Las mutaciones en los genes LAMA3, LAMB3 o LAMC2 interfieren a una proteína llamada laminina-332, un componente de la membrana basal de la epidermis, que causa ampollas en la piel y heridas crónicas que deterioran la calidad de vida del paciente y pueden provocar cáncer de piel. En palabras de Raúl de Lucas, dermatólogo y coordinador de la unidad de epidermólisis bullosa del Hospital La Paz de Madrid (desde finales de octubre, centro de referencia en España junto al Hospital San Joan de Déu, en Barcelona), "aparte de afectar a las mucosas de la boca, faringe, estómago, intestino, vías respiratorias y urinarias, párpados y córnea, la principal complicación de las formas más severas de esta enfermedad es el carcinoma epidermoide. De hecho, este tumor es la causa de muerte en el 70% de los casos más complejos". Por todas las complicaciones asociadas, agrega este especialista, La Paz es uno de los dos centros de referencia en España, porque "podemos afrontar la enfermedad con un equipo multidisciplinar".


La segunda parte de la terapia experimental consistió en el trasplante de los injertos de piel transgénica en cada una de las áreas de la superficie corporal dañada del pequeño: tórax, muslo derecho, los costados, mano derecha, hombros... En total, Floy recibió 0,85 metros cuadrados y en poco menos de un mes, "el paciente ya había recuperado el 80% de la pérdida de piel", confirma Luca. "El caso era difícil y era mucha cantidad de piel que no sólo había que fabricar, sino también trasplantar, con lo que supone cada acto quirúrgico de este tipo", apunta José Luis Jorcano, responsable de la División de Biomedicina epitelial del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT).




Durante los siguientes 21 meses de seguimiento, "la epidermis autóloga transgénica regenerada se adhirió firmemente (incluso resistía mecanismos de estrés como un pellizco), las heridas se curaron normalmente y no volvieron a aparecer más ampollas", según reza el artículo de 'Nature'.


Como apunta De Luca en rueda de prensa, "el paciente después empezó a tener una vida normal en el colegio, jugaba y practicaba deporte" como hasta entonces no había podido hacer por los efectos devastadores de esta rara enfermedad, también conocida como piel de mariposa. Mariposa, por la fragilidad de este extenso órgano cuya función es proteger al cuerpo de las agresiones ambientales, aunque en estos casos le resulta imposible cumplir.


Anteriormente a este tratamiento experimental, ya se había probado la terapia génica en dos pacientes, pero sólo en pequeñas áreas del cuerpo. En ellos, el trasplante de cultivos epidérmicos transgénicos consiguieron generar una epidermis funcional que corregía las lesiones cutáneas propias de alteración genética que afecta a dos de cada 100.000 personas en el mundo.


El éxito de este abordaje experimental "es fascinante", describe el dermatólogo español al comentar el trabajo alemán. "Abre las puertas a la terapia génica como tratamiento curativo". A día de hoy no existe. Sólo se pueden realizar curas con vendajes, antisépticos y antibióticos, si fuera necesario.


Es cierto que "sólo es un caso, pero los resultados son muy buenos. Al trasplantar la piel transgénica, las heridas cicatrizan y no vuelven a aparecer", señala Isabel Sánchez, responsable de Investigación del Biobanco de la Fundación de Investigación Biomédica del Hospital Universitario de Getafe, que actualmente está investigando en el desarrollo de piel artificial vascularizada.


En la misma línea, Jorcano aplaude este exitoso tratamiento. "Si ha funcionado en este niño, podría ser una posible terapéutica real y significaría que la afección es curable desde el principio, sin tener que llegar a casos tan extremos en la evolución de la enfermedad". Sin embargo, recalca, el abordaje es experimental, sólo se ha probado en un paciente. Antes de plantear la piel transgénica como tratamiento en el futuro, "tiene que pasar por las agencias reguladoras, probarse en un número suficiente de personas y reproducirse los resultados con seguridad".


En España, Jorcano señala los trabajos que está realizando Marcela del Río, de la Unidad de Medicina Regenerativa del CIEMAT. Para evitar los posibles riesgos de la introducción en la célula de un retrovirus modificado, del Río investiga en la edición genética como posible tratamiento de futuro para la piel de mariposa. "Simplemente, se 'opera' el gen dentro de la célula, sin necesidad de introducir nada exógeno", explica el científico. Por otro lado, la investigadora está trabajando en otra estrategia, en colaboración con el Hospital La Paz de Madrid para inyectar células madre mesenquimales que se dirijan a las distintas áreas lesionadas con el objetivo de curarlas. Ya se probó con animales y ahora se está empezando a emplear con algunos pacientes.


A este proyecto sólo le falta la aprobación de la Agencia Española del Medicamento (AEMPS). Se trata de "hacer tratamiento con terapia celular. Se trata de infundir células madre mesenquimales intravenosas para reducir la inflamación, mejorar las lesiones internas y el prurito y acelerar la curación de las heridas", apunta el dermatólogo de la Paz, también miembro de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Identifican las células madre clave para regenerar la sangre y el sistema inmune

Fuente: http://www.abc.es/salud/enfermedades/abci-identificadas-celulas-madre-clave-para-regenerar-sangre-y-sistema-inmune-201711021450_noticia.html


Hallado un subtipo de células madre hematopoyéticas capaces de repoblar completamente la médula ósea y, por tanto, de regenerar tanto la sangre como el sistema inmune.


Hematopoyesis



Las células madre hematopoyéticas son el tipo de células madre responsables de convertirse en cualquier célula sanguínea, caso de un glóbulo rojo, un glóbulo blanco o una plaqueta. Un tipo de células madre que se encuentra sobre todo en la médula ósea y cuyo trasplante constituye la base del tratamiento de muchas patologías de la sangre, caso muy especialmente de las enfermedades oncohematológicas como las leucemias. Así, el objetivo es reemplazar a las células madre dañadas por la enfermedad para que el paciente pueda regenerar una sangre y un sistema inmunitario completamente sanos. Sin embargo, hay un problema: existen diferentes subtipos de células madre hematopoyéticas y cada uno da lugar a uno de los distintos tipos de células sanguíneas, por lo que para que el tratamiento sea eficaz se requieren sucesivos trasplantes. Pero, ¿qué pasaría si se identificara un subtipo de célula hematopoyética capaz de transformarse en todas y cada una de las células de la sangre? Pues simplemente, que se produciría una auténtica revolución en el trasplante de células progenitoras sanguíneas. Y ahora, investigadores del Instituto de Investigación Oncológica Fred Hutchinson en Seattle (EE.UU.) parecen haber hallado este subtipo de célula hematopoyética ‘universal’.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista «Science Translational Medicine», describe un subtipo específico de células madre hematopoyéticas con capacidad para repoblar completamente la médula ósea tras el trasplante y, por ende, de regenerar totalmente tanto la sangre como el sistema inmune del receptor. O así sucede, cuando menos, en primates no humanos.

Como explica Hans-Peter Kiem, director de la investigación, «la verdad es que nuestros hallazgos nos han sorprendido. Creíamos que había múltiples tipos de células madre hematopoyéticas que jugaban distintos papeles a la hora de reconstruir la sangre y el sistema inmune. Sin embargo, la población de células que hemos identificado lo hace todo».


Para llevar a cabo el estudio, los autores analizaron a lo largo de 7 años y medio el comportamiento de cientos de miles de células madre hematopoyéticas una vez trasplantadas. Y lo que vieron es que se requerían sucesivas oleadas de trasplantes para lograr que la médula ósea del receptor lograra regenerarse por completo. Hasta ahora, nada nuevo. Sin embargo, había un subtipo de células que parecían comportarse mejor que las demás: no solo se integraban rápidamente en la médula ósea del receptor, sino que eran capaces de producir todas las líneas celulares de la sangre y el sistema inmune. Pero, ¿cómo distinguir a este subtipo de células del resto de células madre hematopoyéticas?

En este contexto, cabe recordar que las células que se emplean en la actualidad en las terapias génicas con células madre –esto es, en el trasplante de células que han sido previamente potenciadas mediante manipulación genética– son aquellas que portan el marcador CD34 en su superficie. Pero como indica Stefan Radtke, co-autor de la investigación, «en nuestro trabajo hemos utilizado dos marcadores adicionales para distinguir al nuevo subtipo del resto de células madre hematopoyéticas».



Concretamente, los autores vieron que el nuevo subtipo de células, que suponen en torno al 5% de todas las células madre hematopoyéticas, tiene como característica común la presencia en su superficie de los marcadores CD34 y CD90 y la ausencia del marcador CD45RA. Pero estas células CD34+ CD45RA- CD90+, ¿realmente funcionan? Pues sí. Los autores observaron que el ‘nuevo’ subtipo de célula madre hematopoyética comenzaba a regenerar todas y cada una de las células de la sangre y del sistema inmune a los 10 días de haber sido trasplantado en primates no humanos. Es más; transcurridos 12 meses de la intervención, los autores constataron mediante pruebas moleculares que los ‘nuevos’ sistemas sanguíneo e inmunitario derivaban directamente de este subtipo de célula madre.


La verdad es que algunos estudios previos ya habían identificado un subtipo de células madre hematopoyéticas con capacidad de transformarse en todas las células sanguíneas. Sin embargo, este subtipo se había encontrado exclusivamente en ratones, sin que se haya hallado hasta el momento una versión equivalente en humanos. Algo que no sucede en la nueva investigación: el nuevo subtipo de célula identificado en primates no humanos se corresponde exactamente con un subtipo presente en los seres humanos. Tal es así que, como han demostrado los experimentos in vitro, el subtipo humano también puede convertirse en cualquier célula sanguínea.


Como concluye Hans-Peter Kiem, «si bien de manera potencial, las nuevas células harán que las terapias génicas para los trastornos de la sangre, el SIDA y los cánceres de la sangre resulten mucho más fáciles. Además, nuestro hallazgo también podría tener importantes implicaciones para el trasplante de células madre hematopoyéticas, pues podría reducir el riesgo de enfermedad de injerto contra huésped, una complicación potencialmente fatal que puede tener lugar tras el trasplante de este tipo de células en el tratamiento de enfermedades genéticas y de cánceres hematológicos».


El próximo paso será analizar la viabilidad del nuevo subtipo de célula hematopoyética en un ensayo clínico con humanos, lo que los autores esperan que sucederá próximamente.